lunes, 18 de julio de 2011

Un momento de relax

Como estos días atrás andaba yo algo tensa, me he regalado una sesión de hamaca. Me he quitado la ropa, el reloj y los zapatos, me he puesto el bikini (uno de los dos que me he comprado este verano y que tienen la responsabilidad de favorecerme y durar al menos dos veranos más), me he preparado un mojito suave, he cogido un libro (de los muchos que tengo pendientes de leer) y me he tumbado tranquilamente en la hamaca.

Con una temperatura perfecta, la piscina para mí sola y ni un solo ruido molesto, he cerrado los ojos y me he puesto a pensar en las cosas que me hacen sentir bien. Hmmm, el mar, las flores, el color verde, el color rojo, el color blanco, una conversación con una amiga o con mi hermano, una tarde de compras con mi hermana, un helado gigantesco de casi cualquier sabor (en cuestión de helados no soy muy exigente), unos pimientos asados, un vaso de vino, un plato de cocina oriental, el olor a canela, darme un manguerazo con agua bien fresca, recorrer la piscina de punta a punta bajo el agua, las puestas de sol, el humor sano, sencillo y desenfadado de mis dos compañeras de trabajo, las preguntas y las caricias de mi hija, la ternura inagotable de mi pareja, la sonrisa pilla de mi sobrinita, los brotecillos verdes de los árboles en primavera camino de Aranjuez, el otoño en la sierra de Madrid, el apoyo y el cariño de tantas personas a mi alrededor, pasear descalza sobre césped bien cuidado, pasear descalza por la orilla del mar, nadar desnuda en el mar, unas fresas aderezadas al estilo de mi familia, las fotos en color, la alegría de Sevilla, la espontaneidad de los gaditanos… ¡Hay tantas y tantas cosas que me hacen sentir bien!

Me quedé un buen rato saboreando cada recuerdo, cada sensación. Cuando me quedé satisfecha, abrí los ojos, le di un buen sorbo a mi mojito y comencé a leer.


 ¡Qué envidia, verdad!

 
¡Ah... Nada como una buena sesión de hamaca mental! Ahora vuelvo a mi realidad de oficina más relajada, más animada y lo voy a celebrar tomándome un cafelito. ¡Uno de verdad!

Nota: esta foto la he “robado” de la web (en concreto de http://www.tumbonas.org/)

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